Hace tiempo, pensaba que la tristeza era una señal de que algo estaba mal en mi vida. Que si me sentía así, debía apresurarme a encontrar una solución, a salir de ese estado lo más rápido posible. Pero con el tiempo, entendí que la tristeza no es un enemigo. Es una emoción tan válida como la alegría, la esperanza o el amor.
Nos han enseñado a huir del dolor, a disimularlo, a reemplazarlo con distracciones. Nos han hecho creer que si tenemos éxito o si estamos rodeados de cosas buenas, no tenemos derecho a sentirnos tristes. Y cuando lo estamos, siempre hay alguien que nos recuerda que "hay personas en situaciones peores", como si eso anulara lo que sentimos.
Pero la verdad es que se puede estar agradecido y, aun así, sentir tristeza. Se puede valorar lo que se tiene y, al mismo tiempo, llorar una pérdida o lamentar algo que no salió como esperábamos. No es ingratitud. No es debilidad. Es parte de ser humanos.
Estos últimos días han sido un torbellino para mí. Me ha costado encontrar las palabras, sentarme a escribir, ponerme frente a la cámara. No porque no quiera compartir mi vulnerabilidad, sino porque simplemente no lo he sentido auténtico. Y si algo he aprendido en este camino, es que no quiero forzarme a hacer cosas solo porque "se supone" que debo hacerlas.
Así que me he permitido sentir. He buscado mis herramientas: la música, el ejercicio, las conversaciones sinceras con quienes me rodean. No para escapar de la tristeza, sino para atravesarla con conciencia, sin miedo. Porque ignorar lo que sentimos no lo hace desaparecer, solo lo aplaza.
Si tú también estás pasando por un momento difícil, quiero recordarte algo: no tienes que correr para sentirte bien otra vez. No hay un tiempo límite para sanar. Date el permiso de sentir, de aprender de este proceso. Y sobre todo, busca apoyo. No tenemos que enfrentar todo solos.
Así que sí, hay días en los que me siento bien y días en los que no. Y eso está bien. Porque la vida no es lineal. Y porque aceptar cada emoción, sin apresurarnos a cambiarla, es parte de vivir con autenticidad.
Que estés bien,
Cintya Hernández
Komentáře